Miles de migrantes hondureños avanzaban ayer por México hacia Estados Unidos, desafiando la advertencia del presidente Donald Trump de hacer todo para “detener la embestida” en la frontera sur.
La caravana recorrió más de 700 km desde la hondureña San Pedro Sula, de donde partieron el 13 de octubre, y muchos de ellos ya están en Tapachula, una pequeña ciudad en el sureño estado mexicano de Chiapas. Entre los migrantes se cuentan muchas mujeres con sus bebés y niños.
La mayor parte de la caravana migrante, integrada al comienzo por más de 4.000 personas según los organizadores, logró cruzar ilegalmente el río fronterizo entre Guatemala y México y evadir la vigilancia de cientos de policías mexicanos sobre el puente internacional, en donde solo se permitió el paso a mujeres y niños.
El grupo que avanza en México -custodiado por helicópteros y la policía- está conformado por unas 3.000 personas, según cálculos de la AFP y organizadores. Más de 1.000 habrían quedado atrás: algunos decidieron esperar en la frontera para ingresar legalmente a México y otros desertaron debido al temor o al cansancio.
Unos 900 migrantes habrían tratado de ingresar a México por el río Suchiate, según el ministerio de Gobernación mexicano, que mantiene labores para “rescatarlos” y repatriarlos.
Los que lograron entrar a México desde Guatemala celebraron el sábado en el centro de Ciudad Hidalgo, mientras miles aún aguardaban sobre el puente binacional para ingresar legalmente.
En el parque central de la ciudad mexicana, un nutrido grupo de migrantes gritaba “¡sí se pudo!”, en un ambiente de fiesta.
El número de migrantes en el puente, que autoridades mexicanas estimaron el viernes en 4.500 personas, se había reducido a unas 2.200, informó Gobernación, debido a que muchos decidieron regresar a su país o cruzar el río usando precarias balsas hechas con neumáticos.
Los balseros cobraron $0.60 centavos por persona para cruzar el río, en grupos que incluyen adultos y niños.
Gobernación informó haber recibido 640 solicitudes de refugio en el paso fronterizo y aseguró que ha dado atención prioritaria a 164 mujeres, algunas de ellas con embarazo avanzado, y a 104 menores de edad.
“Detener la embestida”
El presidente de estadounidense Donald Trump aseguró ayer que se está haciendo todo lo posible para “detener la embestida” de miles de migrantes hondureños que marchan en caravana desde México hacia Estados Unidos.
“Todo lo posible se está haciendo para detener la embestida de migrantes ilegales a nuestra frontera sur”, escribió el mandatario en Twitter. “Esas personas deben primero solicitar asilo en México, y si no lo hacen Estados Unidos los rechazará”.
“La caravanas es una vergüenza para el Partido Demócrata. Cambien AHORA las leyes migratorias”, agregó en un segundo tuit tras haber acusado el sábado a los demócratas de haber alentado las migraciones masivas hacia Estados Unidos.